No tengo claro que el arbolillo que planté pueda echar raíces, porque nos dijo un guarda forestal que había por allí que como no nos habían explicado cómo plantarlos, la mayoría estaban condenados a secarse. Yo hice todo lo que pude por el mío, después de haberlo plantado, lo desenterré con las manos (imaginaos mis uñas) y lo volví a plantar siguiendo las instrucciones del guarda. Y, digo yo, que si los de la organización hubieran dedicado 30 segundos a explicarnos a las 35.000 personas que fuimos a plantar algo cómo debíamos hacerlo, la iniciativa habría tenido más probabilidades de tener éxito. Si por éxito se entiende que los árboles y plantas que plantamos sobrevivan, no que todos los políticos que por allí había quedaran bien en la foto, en la pantalla o en las hojas de los períodicos. Había mucha prensa.
En la primera im
Y luego ahí estoy yo. de camuflaje, haciendo el primer intento de plantar a Equis (así se llama el árbol, por un gato que tuve) antes de la aparición del guarda forestal
Y este ese es Equis, plantado y regado. He pensado que le iré haciendo visitas periódicas, agua en mano, a ver si le puedo ayudar a que pase el verano de sequía!
Pido disculpas (de nuevo) por el barullo de fotos y texto, aún no sé cómo hacerlo... Si alguien me lee, cosa que no tengo clara, la verdad, por favor decídmelo en un comentario... porfa porfa!!!!
Besos